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Alimentación Evolutiva

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La realidad planetaria cuenta con un grave deterioro e inestabilidad. Condición que debe a nuestros hábitos alimenticios gran parte de su manifestación. La humanidad se ha alejado a lo largo de los ciclos de la posibilidad de asistir la vida terrestre mediante la alimentación evolutiva. La imposibilidad de trascender patrones instintivos y materialistas mediante la elección de paradigmas primitivos y desactualizados, estimuló una cultura humana egoísta en la superficie planetaria. La ingesta de cadáveres, así como la insensibilidad ante las necesidades de los reinos mineral, vegetal y animal, han ampliado la brecha entre la humanidad y las Leyes Cósmicas. Mientras la Tierra se prepara para trascender la Ley de Karma, la mayor parte de quienes la habitamos entorpecemos la actual transición hacia una Edad de Luz. Un Nuevo Ciclo donde las relaciones entre los seres humanos y los reinos infrahumanos estarán signadas por armonía, equilibrio y amor. En la presente obra Alimentación Evolutiva, Daniel Gagliardo revela aspectos de la relación oculta y espiritual que subyace en la genuina alimentación vegana; permitiendo de ese modo percibir la relación existente entre la ingesta de alimentos y la Ley de Servicio.

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¿Todas las personas podemos ser vegetarianas y dejar de ingerir cadáveres?

Todos los seres humanos están preparados, de modo general, y en sentido orgánico, para asumir una alimentación sin canibalismo. De todos modos, solo una pequeña porción de la humanidad, creciente sin embargo, puede asumir alimentarse de modo evolutivo. El principal problema radica en el egoísmo e insensibilidad del ser humano de la superficie planetaria. La cooperación entre reinos solo tiene una verdadera connotación altruista y amorosa en aquellos individuos que ya han asumido la búsqueda interior. El resto, solo entiende la existencia en un estricto sentido de usufructo, búsqueda de satisfacción y encapsulamiento en la concreción de metas personales. De ese modo, los aspectos animales presentes en ellos son confirmados como vigentes y llegan a influenciar sostenidamente sus accio-nes, emociones y pensamientos. El verdadero vegetarianismo es un cambio profundo en la concepción de la existencia.

Quien lo asume desde la sintonía con su esencia interior, y no bajo aspectos frívolos como pueden serlo los regímenes orientados a la estética o el snobismo, no solo se alimentan a sí mismos en el acto de comer, sino que pasan a ser procuradores de sustento para aquel universo del que forman parte.

¿Qué podemos ingerir quienes necesitamos un cambio de alimentación y adentrarnos en el vegetarianismo?

Dados los aspectos sutiles que actualmente la energía busca instalar en la consciencia humana, así como en la vida planetaria de modo general, la alimentación debiera ser un aporte mayúsculo en la regeneración etérica. En ese contexto, muchos vegetales ya no pueden ser vistos como adecuados para formar parte de nuestro régimen. Ajo, ce-bolla, pimientos, picantes y los especímenes asociados a estos vegetales por cercanía genética, tienen una contra-parte etérica de vibración baja o lenta; con suficiente capacidad de agredir los nuevos aspectos etéricos que el ser humano está desenvolviendo en este nuevo ciclo polar energético. Aspectos que responden a la conformación de un nuevo circuito de energías que gradualmente reemplazará a los más conocidos chakras. Este circuito emergente se denomina consciente derecho o campo cosmo-sono-medular. Así, buscando descartar los vegetales mencionados, teniendo en cuenta restringir al grado mínimo legumbres como la soja; siendo recomendada su moderada ingesta en forma de subproductos como el miso, tofu y soyu, cada ser debe estar atento para dar con su propia dieta vegetariana. Recomendamos la ingesta diaria de arroz integral, de la variedad que el ser percibiera adecuada para él; así como legumbres en pequeñas porciones, todo tipo de verduras y hortalizas crudas o al vapor. Las frutas alejadas de las comidas o en el desayuno. Respecto a otros cereales, pueden alternarse la quínoa, cebada, trigo burgol, amaranto, polenta, mijo pelado, trigo entero o partido, etc. Es menester descartar de modo absoluto las frituras; aun aquellas realizadas con los mejores aceites y en primera fritada. El pan, en caso de percibirse necesaria su ingesta, ha de ser integral o con elevados porcentajes de harina integral; en lo posible de factura casera; o conociendo su origen sin conservantes o químicos que lo alteren.

La combinación diaria de los alimentos contará, en la medida que lo propiciemos, con una importante ayuda intuitiva. Esta posibilidad se favorece mediante la actitud que nos permita ver en los alimentos un campo de servicio, y no el medio para satisfacer el paladar de modo sibarítico, o las ansiedades propias de quienes no encuentran aún la forma de abrirse camino hacia su propia vida interna.

Fragmento del libro Alimentación Evolutiva, Daniel Gagliardo>

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